Para mi hija Paula, que demostró que por más duro que sea el partido, más dura fue ella. Hija, te dejo un cuento del genial Eduardo Sacheri relatado magnificamente por la voz de Alejandro Apo. Me encantaria que lo escuches con mamá y Luanita aunque no comprenda las palabras va a comprender la emoción que les genera a ustedes. Aprendi a amarlas precisamente porque son una raza muy especial dentro de esta humanidad confundida. que Dios las bendiga…
De chilena
por Eduardo SacheriAyer a Anita se la llevaron un rato largo a firmar un montón de papeles. Al volver, ella dijo que no había entendido muy bien, porque eran muchos formularios distintos, con letra chica y apretada. Supongo que me habrá mirado varias veces, buscando un gesto que le calmara las angustias. Pero yo estaba de un ánimo tan sombrío, tan espantado por el olor a catástrofe en ciernes, que evité con cierto éxito el cruce inquisitivo de sus ojos.
Los doctores dicen que, prácticamente, no hay manera casi de que salgas de ésta. Y lo dicen muy serios, muy calmos, muy convencidos. Con la parsimonia y la lejanía de quienes están habituados a transmitir pésimas noticias. El más claro, el más sincero, como siempre, fue Rivas, cuando salió a la tarde tempranito de revisarte. Cerró la puerta despacio para no hacer ruido, y le dijo a Anita que lo acompañara a la sala del fondo y la tomó del brazo con ese aire grave, casi de pésame anticipado. Yo me levanté de un brinco y me fui con ellos, pobre Anita, para que no estuviera sola al escuchar lo que el otro iba a decirle.
Rivas estuvo bien, justo es decirlo. Nos hizo sentar, nos sirvió té, nos explicó sin prisa, y hasta nos hizo un dibujito en un recetario. Anita lo toleró como si estuviera forjada en hierro. Y te digo la verdad, si yo no me quebré fue por ella. Yo pensaba ¿cómo me voy a poner a llorar si esta piba se lo está bancando a pie firme? Cuando Rivas terminó, supongo que algo intimidado ante la propia desolación que había desnudado, Anita, muy seria y casi tranquila (aunque me tenía aferrado el brazo con una mano que parecía una garra, de tan apretada), le pidió que le especificara bien cuáles eran las posibilidades. El médico, que garabateaba el dibujo que había estado haciendo, y que había hablado mirando el escritorio, levantó la cabeza y la miró bien fijo, a través de sus lentes chiquitos. «Es casi imposible». Así nomás se lo dijo. Sin atenuantes y sin preámbulos. Anita le dio las gracias, le estrechó la mano y salió casi corriendo. Ahora quería estar sola, encerrarse en el baño de mujeres a llorar un rato a gritos, pobrecita. Yo estaba como si me hubiera atropellado un tren de carga. Me dolía todo el cuerpo, y tenía un nudo bestial en la garganta. Pero como Anita se había portado tan bien, me sentí obligado a guardar compostura. Le di las gracias por las explicaciones, y también por no habernos mentido inútilmente. Ahí él se aflojó un poco. Hizo una mueca parecida a una sonrisa y me dijo que lo sentía mucho, que iba a hacer todo lo posible, que él mismo iba a conducir la operación, pero que para ser sincero la veía muy fulera. Continuar leyendo
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Todas las entradas para el día 15/08/13
No pudo con Douglas, en Córdoba. El partido fue malo.
Mostaza Merlo, ese personaje. Todo vestido de negro y a los gritos, el entrenador de Douglas Haig de Pergamino se transformó en el personaje de la noche sin pisar la cancha en la noche cordobesa. Porque el encuentro entregó muy poco. Ni Talleres pudo justificar su chapa de equipo grande ni la visita desplegó un juego que subiera la vara de partido chato, sin brillo.
Gritó con fuerza Merlo el gol de Héctor Cuevas, allá por los 22 minutos del primer tiempo. Hizo ademanes de disgusto Mostaza cuando el árbitro Jorge Baliño expulsó a Esteban Orfano a los diez minutos de la segunda mitad. Y, aunque no se notó por sus gestos, quedó claro que mandó al equipo a cuidar el resultado en la última media hora de juego, cuando se quedó con un hombre menos que su rival y ganaba por la mínima diferencia.
Talleres, que había arrancado este torneo de la B Nacional con un empate que tuvo sabor a poco, agarró la lanza y se fue a buscar aunque sea la igualdad. Sin ideas, pero con fuerza. Con poco fútbol y el corazón en la mano, la T comenzó a demostrar que era injusto el triunfo de Douglas. La justicia llegó con el gol de Klusenner cuando faltaban siete para el final. Y el empate no les cayó tan mal a ninguno de los dos.
Parra, Núñez y Zapata no viajaron a Corrientes, se entrenaron en Domínico y serán titulares el sábado.
Facundo Parra y Christian Núñez, dos de los últimos refuerzos que llegaron a Independiente, no viajaron a Corrientes al partido de anoche y se quedaron en Avellaneda poniéndose a punto en el aspecto físico y futbolístico. Después de sumarse al plantel que conduce Miguel Ángel Brindisi con el torneo comenzado, ambos futbolistas –por decisión del cuerpo técnico– se entrenaron ayer en Villa Domínico con el resto de los jugadores que no fueron convocados para el duelo de ayer ante Boca Uniudos.
Bajo las órdenes de Carlos Squeo, el ayudante de campo de Brindisi, el grupo que debió quedarse en Buenos Aires disputó un amistoso contra la Cuarta División del club. El partido terminó en triunfo para los de Primera por 3 a 2, con goles de Adrián Fernández –en dos oportunidades– y Alexis Blanco. Los once, en efecto, fueron: Facundo Daffonchio; Núñez, Samuel Cáceres, Emanuel Ferragut, Brian González; Martín Zapata, Marcelo Vidal, Blanco, Martín Benítez; Fernández y Parra.
De los que jugaron ante la Cuarta, tres futbolistas podrían ocupar un lugar entre los titulares para el partido del sábado ante Aldosivi, en el Libertadores de América: Parra, Núñez y Zapata –fue expulsado ante Brown pero ya cumplió la suspensión anoche– tienen posibilidades de estar ante el Tiburón.
“El mejor entrenamiento que puedo tener es jugar. Si me toca el fin de semana, voy a estar a la orden del entrenador”, dijo el propio Núñez, lateral uruguayo llegado recientemente de Nacional. “Me sentí muy bien. Hice una pretemporada fuerte en Uruguay y me faltaba esto, el ritmo de juego”, agregó el defensor charrúa en el programa partidario radial Infierno Rojo Radio.
Independiente no levanta cabeza y empató sin goles en Corrientes contra Boca Unidos. El equipo que conduce Miguel Brindisi no jugó bien y, encima, se quedó con un jugador menos a los 21 minutos del primer tiempo.
Independiente no lo pueden quitar el corazón de la garganta. Ni siquiera alcanzan esos miles de hinchas que, camuflados y evadiendo la normativa de AFA, alientan en Corrientes, para sacudirle la modorra a un plantel que, por desesperación y poco oportunismo, no puede hacer pie. El Rojo resume la clara imagen de una persona que quiere pararse en medio de un lodazal, que intenta, que prueba, que pone esfuerzo, pero que, cuando se está rearmando, vuelve a caer. Una y otra vez. Ayer, como para seguir en esa sintonía, empató contra Boca Unidos de Corrientes y, a pesar de sumar su primer punto en la B Nacional y de jugar casi todo el partido con uno menos, volvió a dejar pasar otra oportunidad de ganar su primer partido.
Al Rojo, por momentos, se lo comen los nervios. Sin Cristian Tula –quien arrastra problemas en su físico–, con el regreso de algunos jugadores que no lo hicieron en la primera fecha, el Rojo afrontó la primera mitad del partido con esa sensación de que cada movimiento debía ser ejecutado a la perfección. Lo que ata –y ató– a los jugadores, sin ir más lejos, es –y fue– esa obligación de meter un gol antes de que empiece el partido. De ganar antes de que la historia arranque. Naturalmente, la ansiedad, en estos casos, no es una buena opción. Y todo ese cúmulo de sensaciones, todas esas dudas, se vieron reflejadas en un arranque muy bajo: los de Avellaneda, al igual que en el duelo ante Brown de Adrogué, tuvieron como argumento, por lo menos en el primer capítulo, el pelotazo largo y la segunda jugada.
Pero todo puede ser peor. Porque a los 22 minutos, cuando el partido todavía se estaba armando, cuando el clima todavía no llegaba a su estado ideal, Reinaldo Alderete, que debutaba con la camiseta del Rojo, se tuvo que ir expulsado por una dura infracción. Pero, como se sabe, en el fútbol no hay nada establecido: Independiente, paradójicamente, empezó a jugar mejor con un hombre menos. Se soltó, se animó mucho más, se sacó, de un tirón, los nervios de encima.
Después de la expulsión, el Rojo tuvo un disparo en el travesaño de Francisco Pizzini y un cabezazo de Daniel Montenegro que, increíblemente, José Luis Gullota mandó al córner. Como si fuera poco, se fue al entretiempo mucho mejor parado que Boca Unidos, que, salvo pasajes, expuso pocos argumentos para merecer un gol.
En el complemento, el visitante, sin desarmarse, fue en busca del primero; los locales, a pesar de tener un jugador más, se acomodaron para salir rápido de contraataque. Eso hizo que el partido, por momentos, se hiciera interesante y emocionante. El desgaste del partido, no obstante, fue adelantando a los correntinos, quienes, con muy poco, fueron encerrando a los de Brindisi.
Y fue empate, nomás. Así, Independiente, que vive el año más complicado de su historia, sumó su primer punto en la B Nacional, pero sigue sin agarrarle la mano a la categoría. El torneo es largo pero, cuanto antes, tiene que empezar a ganar. No puede perder tiempo.
Diego se mostró “orgulloso y feliz” de que el Papa sea argentino y lamentó no poder asistir a la audiencia que el Sumo Pontífice concendió a la Selección.
Diego Armando Maradona, una de las celebridades más importantes del planeta se mostró «orgulloso y feliz» del papa Francisco y se disculpó por no haber asistido a la audiencia que el Sumo Pontífice concedió a las selecciones de Argentina e Italia, en la previa al encuentro que protagonizarán hoy en honor al líder de la iglesia.
«Estoy orgulloso y feliz por el papa Francisco, que es la imagen verdadera, bella y sencilla de la Iglesia con la que siempre he soñado y que también he reclamado alguna vez, una Iglesia orientada hacia los más necesitados», afirmó Maradona, en declaraciones difundidas a través de su abogado italiano Ángelo Pisani.
El actual Embajador Deportivo en Dubai, lamentó encontrarse lejos de Roma estos días y no poder acompañar con ello a la Selección Argentina. También estará ausente en el amistoso contra Italia convocado para la tarde de hoy en honor al Papa, perodijo estar «con todo el corazón en el campo» por los «verdaderos valores de la Iglesia, de la humanidad y del deporte».
El argentino aseguró además que no desperdiciará la próxima oportunidad: «En esa ocasión prometo que no me retrasaré y animaré a la Iglesia del papa Francisco, que es la casa de todos, y le llevaré como regalo un libro sobre los valores verdaderos del deporte».
Pese a la ausencia del Diez estos días en Roma, la visita al Papa del combinado nacional liderada por su capitán Lionel Messi, el mejor jugador de los últimos años, sirvió para recordar la reunión que el ex astro argentino mantuvo en la década de los 90 con el pontífice de entonces, Juan Pablo II, y que quedó marcada por las críticas delPelusa a los «techos de oro» del Vaticano.
«Entré al Vaticano y vi el techo de oro. Y me dije, cómo puede ser tan hijo de puta de vivir con un techo de oro y después ir a los países pobres y besar a los chicos con la panza así. Dejé de creer, porque lo estaba viendo yo», dijo Maradona por aquel entonces.
Por el contrario, tras la elección del papa Francisco en marzo, Maradona se mostró contento y bromeó: «El Dios del fútbol es argentino. Ahora también el papa es argentino».
El Albo tuvo un momento de inspiración, se puso en ventaja y se acabó todo. Así, le ganó a Estudiantes en San Juan y es semifinalista. Jugará con el ganador de Arsenal-Godoy Cruz.
Hernán Grana toma la pelota con las manos, se acomoda para sacar el lateral, pispea el panorama y no duda ni un instante. Está lejos del arco de Gerónimo Rulli pero decide mandar el balón por el aire y al corazón del área. Mauro Matos peina la redonda, Santiago Vergini la deja picar, Javier Cámpora la lucha y a Nicolás Colazo, en medio del borbollón, se le cae una idea. Entonces, el volante se deshace de su marca con un sombrerito y define con un zurdazo rasante al primer palo.
Es, a la postre, el 1-0 de All Boys ante Estudiantes y el pasaje a las semifinales de la Copa Argentina. Es, en efecto, la primera victoria de Julio Falcioni en el conjunto de Floresta. Es, también, la jugada confusa que grafica un partido todavía más engorroso. Porque en la noche sanjuanina, en un Estadio semivacío, escasearon las emociones y, de hecho, el remate violento de Colazo fue apenas la segunda ocasión para el Albo que sólo había exigido a Rulli con otro tiro de Nicolás Cabrera, a las 21 del complemento.
Estudiantes tampoco había desparramado fútbol por la cancha y ni siquiera había podido controlar el balón. Acaso la ausencia de Juan Sebastián Verón y esa salida limpia desde el fondo asoma como atenuante para un equipo que sólo inquietó a Nicolás Cambiasso con un tiro libre de Jonathan Silva.
Ambos equipos, en realidad, se esforzaron por mantener el orden y la prolijidad en un encuentro en el que ponían en juego la clasificación a las semis del torneo. “Nos pidió que estemos tranquilos y nos dijo que en este momento había que ganar como sea”, se sinceró Matos al explicar qué mensaje había bajado Falcioni antes de salir al estadio. Y los muchachos le hicieron caso: vencieron a un deslucido Estudiantes como pudieron, a los ponchazos, desde un gol que nació en un lateral y en un partido en el que la pelota viajó por el aire, con demasiada prisa y sin pausa, de un lado a otro. Hasta que Colazo, de lo mejor del cuadro de Floresta, se tomó un tiempo más adentro del área y tiró uno de los pocos lujos para el triunfo del Blanco, que agigantó el sueño de pelear por el título del torneo federal.
Y tiene con qué ilusionarse este All Boys que ya dejó en el camino al campeón Boca y que cuenta con una motivación extra: Falcioni viene de levantar esta copa con el Xeneize en el 2012 y ahora quiere repetir. En San Juan, le alcanzó con muy poco. Para llegar a la final –en semi espera al ganador de Arsenal y Godoy Cruz– tal vez precise algo más que ganar como sea.
Tranquilo, Guillermo Barros Schelotto contó que el partido se dio como lo había planeado en la previa.
Guillermo Barros Schelotto estaba tranquilo, reflexivo y en paz al rato de haber terminado el partido. “Nosotros sabíamos que a Racing no podíamos esperarlo tan atrás y salimos a atacarlo. Teníamos muy claro que es un equipo que va a buscar, que tenía la necesidad de hacerlo y consideramos que lo mejor era intentar lastimarlo. Nos costó hacerlo. Pero lo logramos al final del primer tiempo”, dijo. El Mellizo tenía motivos para estar muy contento con su equipo. Pero no suele ser demasiado expresivo y se mostró luego del triunfo con la misma mueca imperturbable que estuvo el resto del tiempo en la cancha. Su equipo acababa de ganar el partido de ida de la Sudamericana como visitante y el técnico granate redondeó la explicación: “Nuestra virtud fue que jugamos de igual a igual.”
Sostuvo también que la diferencia que logró sel Granate es importante pero para nada definitoria. “Es el reflejo de lo que pasó en la cancha. Pero sabemos que Racing es un equipo que puede lastimar. No debemos despreocuparnos en la revancha”, se asdelantó ya pensando en el partido que se jugará en dos semanas, en la cancha de Lanús.
Por su parte, Silvio Romero estaba muy conforme con su actuación y con su golazo. “Siempre me tengo confianza. Y me alegra que haya servido para ganar el partido. Esto sirve para recuperarnos de la derrota por el campeonato. Nos debíamos un triunfo así.” Romero escuchó la pregunta sobre a qué apunta Lanús en este semestre y no dudó: “Yo personalmente prefiero ganar la Copa Sudamericana. Los torneos internacionales tienen otro sabor. Pero es lógico que no vamos a descuidar el campeonato local.”
Ese tiempo, en la primera parte, le alcanzó a Lanús para marcar dos goles y quedarse con el triunfo. Racing descontó en el complemento pero no consiguió el empate aunque fue más que su rival. El 28/8 se jugará la revancha.
Dos golpes fueron suficientes para Lanús. Fue todo lo que ofreció en la noche y le alcanzó. No fue justo si se tiene en cuenta que en el primer tiempo el equipo de Luis Zubeldía –precisamente un hijo pródigo de esa casa del sur bonaerense– tuvo las mejores oportunidades para abrir el marcador. Pero Lanús, en medio de esa desventaja de juego, en ese desnivel al que lo sometía Racing, encontró su gol, el primero. Y aunque no siempre la historia es tan lineal, el segundo gol fue consecuencia casi natural de ese tanto inicial.
La propuesta de Lanús estuvo clara desde el inicio del partido en el Cilindro de Avellaneda. Salió a la cancha a jugar sin la pelota, con tres volanteces centrales (Jorge Ortiz, Diego González, y Fernando Barrientos), que dejaron libres las bandas y fueron una invitación para Ricardo Centurión y Rodrigo De Paul. Racing atacó por esos lados, sobre todo por la franja derecha, por donde iba Centurión, y desde ahí le movió varias veces el piso. De ahí que podía pensarse que Racing llegaría a la ventaja antes que el equipo visitante.
Esa desprotección por los costados, sin embargo, Lanús la compensó con el peligro que generaron los tres hombres que dejó siempre arriba: Lucas Melano, Santiago Silva y Silvio Romero. Mientras Racing lo atacaba los delanteros granates fueron advirtiendo lo que se podía venir. Se notaba que a la primera que llegara con claridad, Racing lo iba a sufir.
Y así fue. La primera la tuvo Ortiz, que quedó con la pelota dominada frente al arco, listo para rematar, pero cuando quiso sacarse un hombre de encima Pelletieri voló a sus pies para robársela. Fue un instante de zozobra para Racing que predijo todo lo que sucedió después. Siete minutos fatales para la Academia. Siete minutos geniales para Lanús.
El primer gol llegó de un córner. Paolo Goltz saltó en una soledad absoluta. Sebastián Saja, estupendo, le tapó el cabezazo pero no pudo retener. Del rebote Carlos Izquierdoz la mandó al travesaño y, otra vez el rebote, Lucas Melano queda solo para el gol. La jugada no tenía casi nada que ver con el partido pero a Lanús le sirvió para romper el resultado y para dejar confundido a Racing.
Eso sucedió. El equipo de Zubeldía entró en un túnel oscuro donde no había luz al final del camino. Mareado por la ventaja –injusta, hay que decirlo– no supo cómo recuperarse. Ya había perdido a Zuculini en la mitad de la cancha y Diego Villar, su remplazante, nunca entró en órbita. Para peor, perdió la pelota en la mitad de la cancha lo que inició la carrera de Silvio Romero, que puso el segundo con un zapatazo.
Después de esos siete minutos no hubo nada más. O sí. El segundo tiempo en el que Racing intentó todo envuelto en su caos. Vino el gol de Valentín Viola que animó al equipo. Pero todo fue un espejismo. Lanús se lleva una ventaja envidiable a su casa. Racing, en cambio, se queda en su confusión, esperando la revancha (el 28/8 en Lanús). Pensando que incluso cuando merece un partido las cosas le salen mal. Casi la historia de su vida.
La Academia jugaba bien y su gente, que volvía a la cancha, estaba contenta. Pero en siete minutos Lanús le metió dos goles y desató la furia. El descuento no calmó los ánimos: Zubeldía y el árbitro, los centros de la bronca.
Paolo Goltz salta a cabecear sin marca en el punto del penal del área de Racing. Sebastián Saja salva el arco. La pelota queda en el área chica. Carlos Izquierdoz le gana en el anticipo a Agustín Pelletieri y a Martín Migliónico. La pelota, ahora, da en el palo: el rebote le vuelve a quedar a un jugador visitante, Lucas Melano, que define en soledad. Así fue el primer gol del partido, el que cambió el clima de la fría noche de Avellaneda. Tres veces ganaron los futbolistas de Lanús en el área local.
Los 38 minutos anteriores a ese gol, habían sido dominados por la Academia, que no pudo definir las dos chances claras que tuvo cuando todavía el partido estaba 0-0. En desventaja, el sueño americano se le puso cuesta arriba. El Cilindro, encima, empezó a tomar temperatura porque sus hinchas arrastraban el fastidio de la derrota a solas ante San Lorenzo, donde no pudieron expresar su fastidio porque tienen prohibido ver a su equipo debido a los excesos en el festejo del descenso de Independiente durante la última fecha del campeonato pasado. “Movete, Racing, Movete”, exigió la tribuna. A los 44, el termómetro aumentó aun más: Silvio Romero aprovechó su velocidad en un contrataque que resolvió perfecto.
Y ahí, 0-2 abajo de local en una competición que valora tanto el gol de visitante, su gente explotó. Cuando Luis Zubeldía enfiló para el túnel se empezaron a escuchar los silbidos, que después se volvieron golpes con las manos y con los pies al techo del túnel que lleva desde el césped al vestuario local. Y algo parecido, aunque con menos bronca, cuando se fueron los futbolistas.
Entre la desventaja y los nervios, la Academia nunca pudo volver a ser el que fue antes de estar abajo en el resultado. Lo que le faltó ayer durante el primer tiempo a Racing, al cabo, fue lo esencial de este juego: gol. Luciano Vietto, su goleador, no podía estar por arrastrar una suspensión de la Sudamericana 2012. Bruno Zuculini, el segundo en la lista de artilleros racinguista, se fue lesionado a los 25 minutos de partido. Eso lo sufrió ayer Racing, que pareció tener una cuota grande de mala suerte. Mario Regueiro, por caso, no pudo debutar ayer desde el arranque porque se tuvo que quedar en Uruguay por una desgracia familiar.
Anoche, después de que Ricardo Centurión también salga lesionado, algún esotérico de los que siempre hay en el Cilindro, aseguraba que Racing le había vendido el alma al Diablo con el descenso de Independiente. Pero a Centurión lo remplazó otro pollo de Zubeldía. Roger Martínez, un colombiano nacido en Cartagena de Indias hace 19 años, que revolucionó el partido. Le dio una vida más a Racing en su primera aparición. La guapeó, abrió con De Paul, quien mandó el centro para la palomita de Viola. En la segunda, armó una buena jugada en tres cuartos para dejar mano a mano a Gabriel Hauche, qué falló.
El colombiano hizo recordar a Teófilo Gutiérrez: pura potencia y optimismo. Fue el bálsamo que sirvió para dejar calmar los ánimos en un Cilindro que hervía y para que Racing siga con vida en esta copa. Para Zubeldía, a quien otra vez le salió bien la apuesta de hacer debutar un juvenil, no deja de ser un aviso esos golpes que retumbaban sobre su cabeza durante el entretiempo. Y cada vez los siente más cerca.
Los hinchas Millonarios se llevaron una sorpresa cuando fueron a retirar sus entradas para el juego del domingo. Entrá a la nota y conocé lo que pasó.
Con la idea de oficializar su candidatura hacia el Torneo Inicial, River se medirá en Mendoza frente a Godoy Cruz y tratará de volver a sumar de a tres para meterse en la pelea grande. Pero la sorpresa de los hinchas Millonarios, esta vez, no estuvo en el once que pretende meter de arranque Ramón Díaz, sino que el desconcierto llegó al retirar las entradas para el juego de la tercera jornada programado para el próximo domingo.
Debido a que por problemas de barras se suspendió el ingreso de hinchas visitantes, los fanáticos del elenco de Núñez compartirán escenario neutral en las tribunas del Tomba. El inconveniente sucedió al retirar las entradas para estar presente en el evento deportivo, ya que el ticket exhibía Godoy Cruz-Riber, con b larga y no la corta que lleva uno de los elencos Grandes de Argentina
¿La gente de Mendoza le habrá jugado una broma pesada a los hinchas Millonarios o tan solo se tratará de un error ortográfico? Por lo pronto la polémica ya estalló en las redes sociales.