Se dice que en el Cilindro, debajo del arco que da a la tribuna local, hay enterrada una maldición desde la década del ‘70. Y el velorio que hubo por el descenso de Independiente no ayudó en nada. Desde ese día, Racing no ganó más.
Por: Nicolás ZubermanEsta noche no duermo, boludo”, le dijo Federico a su hermano esa noche en medio de la euforia de una de las cabeceras del Cilindro de Avellaneda. Federico tiene 32 años y esa noche asistió al segundo velorio de su vida: el primero había sido el de su abuela paterna y, de la impresión, decidió no volver nunca más a uno. Esa noche, como buen socio, fue a ver a Racing. Y se encontró con un velorio multitudinario: 50 mil personas –o fantasmas– que festejaban el primer descenso de Independiente a la B Nacional con velas gigantes, humo negro, ataúdes con gente adentro disfrazada de esqueleto, apagón de luces en todo el estadio y la marcha fúnebre que sonaba en los altoparlantes.
Toda esa celebración fue en la tribuna local, en el arco que da a la cancha del Rojo. Aquella noche del 21 de junio, cuando goleó 3-0 a Unión, fue la última victoria de la Academia. Quince días antes, en el triunfo ante Boca, cuando la caída de Independiente parecía sentenciada, y justo antes de que Sebatián Saja pateara un penal, un hincha disfrazado de Fantasma de la B invadió el área más cercana a esa popular y se llevó una ovación de una hinchada eufórica.
No se trata de un arco más. Según el mito, allí descansan siete sapos muertos que enterraron como maldición algunos hinchas de Independiente en la década del ‘70, justo cuando empezó la debacle del primer campeón del mundo argentino. Racing, club esotérico y mágico y fantástico como pocos en el mundo, en este frío invierno de 2013 descuidó ese detalle en medio de tanta alegría por la desgracia rival. Y ahora no son pocos los hinchas académicos que le atribuyen el mal momento que vive Racing al cóctel explosivo que se quedó entre esa macumba y el desafortunado velorio.
La leyenda de la maldición empezó a tomar fuerza en la década del ‘80, con Alfio Basile como entrenador. Cuando el Coco mandó a excavar la zona para ver si encontraban a los sapos. No se encontró nada, pero ese año Racing salió campeón de la Supercopa. “Nunca creí en esas cosas, siempre me parecieron un absurdo, pero en el plantel que jugó la temporada 87/88 uno de mis compañeros empezó con eso del arco embrujado y a contar historias de las macumbas que habían hecho detrás de ese lugar. Todos lo tomamos como una broma. Pero le metió tantas fichas a Basile que el Coco mandó desenterrar lo que para nosotros eran sapos. Por supuesto no encontraron nada y quedó como una anécdota más”, contó alguna vez Raul el Toti Iglesias, aquel recordado goleador que se transformó en referente del equipo.
Algunos años después, durante la década del ‘90 encontraron enterrados en las cercanías del arco que da a la popular local, el arco que es protagonista de esta historia, huesos de un gato. Y a partir de allí el gran mito dejó de ser el de los siete sapos y pasó a ser el de los siete gatos.
El 14 de febrero de 1998, 15 mil hinchas fueron al Cilindro pero no había fútbol: peregrinaron en una misa conducida por el ex presidente Daniel Lalín y el capellán Jorge Della Barca, donde actuó Alfredo Casero y tocó Vox Dei, para tratar de exorcizar la mala suerte de la mitad celeste y blanca de Avellaneda y que el equipo pueda volver a salir campeón. Tres años después, con los cuernitos de Mostaza Merlo y el país prendido fuego, en medio de la locura de los cinco presidentes en diez días, Racing dio la vuelta olímpica.
Pero los casos extraños en ese arco vienen de lejos y nunca terminaron: fue ahí donde la Policía reprimió en 1983 cuando la Academia descendió a la B Nacional; donde Carlos Chiquito Bossio, arquero de Estudiantes, se elevó para marcar de cabeza el empate pincha en 1995; donde Luis Rueda erró dos veces el mismo penal en la Copa Libertadores 2003, ante América de Cali, cuando quedó eliminado sin perder un solo partido; donde en 2008 Pablo Migliore voleó, la pelota le rebotó en la nuca a Esteban Fuertes y se metió en el arco local en una derrota 2-0 ante Colón. Ojo: también hay buenas para Racing ahí: la mano del Turco García en la Supercopa 1992 ante Independiente y el increíble resbalón de Claudio Bustos, en la Promoción ante Belgrano, en 2008.
Dicen: es creer o reventar. Y esos mitos, a veces, se hacen carne. En estos últimos meses, quizás influenciado por el aire cargado que quedó luego del velorio por el descenso rojo, la maldición parece haber resurgido. Desde aquella noche, en los cuatro partidos que Racing fue local hizo un solo gol en su cancha. Fue en el arco de enfrente. Y, al cabo, fue un gol en contra que marcó Carlos Araujo, defensor de Lanús. La Academia no ganó en lo que va de la temporada y, de local, recibió goles en ese arco en todos los partidos: en el 0-3 ante San Lorenzo, el uruguayo Cauteruccio abrió la cuenta en esa cabecera; ante Arsenal, los dos goles de Rolle fueron en ese arco, a minutos del final; contra Lanús, Maxi Velázquez empató agónicamente de cara a los hinchas de Racing; y el viernes pasado, Maxi Rodríguez apiló defensores en esa área y le dio el triunfo a Newell’s a cinco minutos del final.
Quizá sea por todo esto que un integrante del plantel, que no es nacido en el club pero parece que un año le alcanzó para mimetizarse, llevó los datos de cada jugador a una bruja para tratar de sacarse la mufa de encima. La movida no parece haber servido: el pedido fue antes del partido con Newell’s y el viernes pasado dos tiros de Rodrigo De Paul dieron en los palos de ese arco maldito. Acaso sea porque los siete sapos –o gatos– que supuestamente enterraron hace más de 40 años pesan más.
la debacle
Todas las entradas etiquetadas como la debacle
Ramón está a un paso de devolver a River a un torneo internacional después de cuatro años. Este domingo puede sellar el pase a la Sudamericana.
Ya lo dijo Ramón: “El título es lo que estoy buscando”. Pero sin querer queriendo, el Pelado encontró algo antes: la clasificación a la Sudamericana, la vuelta a la competencia internacional de la que River lleva cuatro años ausente. Si bien falta el último empujón, que podría darse este domingo, la participación del equipo del Pelado en la próxima Copa es casi un hecho. Puede abrocharse en esta fecha si supera a Unión, y Colón y Rafaela no ganan. Pero la diferencia es tan marcada que, sea este domingo o el próximo, difícilmente se quede sin ese objetivo extra.
El reglamento marca que a la Sudamericana 2013 clasificarán el ganador de la final entre el campeón del Inicial (Vélez) y el del Final, y los cinco primeros en la tabla de la temporada 12/13, excluyendo a los equipos que participaron de la Libertadores de este año. Y los números indican que River -más allá de la chance de ser campeón y jugar un partido decisivo con los de Liniers- está quedándose con el segundo lugar de los cinco disponibles, con 13 puntos de ventaja sobre Rafaela y Colón. Por eso, con tanta distancia, si la clasificación no se da en esta fecha, tarde o temprano llegará igual.
De esta manera, River volverá a cruzar fronteras luego de cuatro años, período que coincide con la debacle que lo llevó al descenso, el año en la BN y éste del regreso a la Primera para empezar a recuperar protagonismo. Las últimas dos participaciones internacionales fueron patéticas, ambas con Gorosito como técnico, en el 2009. En la Libertadores, quedó eliminado en primera fase tras perder con Nacional de Paraguay (clasificaron Nacional de Montevideo y San Martín de Porres). Y en la Sudamericana perdió los dos partidos con Lanús en los 16avos.
San Pablo, Colo Colo, Nacional de Medellín, Barcelona, Emelec, Libertad y Cerro Porteño son algunos de los equipos que ya están clasificados para la próxima Copa, cuyo sorteo se realizará el 3 de julio. En los copones también habrá una bola con el papelito que diga River. Así, la doble competencia volverá a figurar en el calendario millonario durante el próximo semestre y por eso el Pelado será exigente con la lista de refuerzos. Necesita armar un plantel para afrontar los dos campeonatos, el local y el regreso al ámbito internacional luego de cuatro años.
Sí, Ramón lo hizo.
Gabriel ya metió el 1-0 y Lucas Ferreiro lo espera con los brazos abiertos. El Bohemio alcanzó a la Villa en la cima.
Atlanta se despertó de su siesta: con un gran Chino Sanabria, volvió al triunfo y alcanzó a Villa San Carlos en la punta. Morón, en crisis.
El torneo de ensueño que estaba viviendo Atlanta se había transformado en una pesadilla. Era puntero cómodo, pero tres fechas después, en las que sólo sacó un punto, se encontró corriendo desde atrás. Claro, el triunfo del entonado San Carlos lo había dejado momentáneamente tres puntos debajo de la Villa, al menos por unas horas. Sin embargo, ese juego pendiente resultó ser ante quien pareció el rival perfecto para revertir la situación: un Morón bajísimo, anímicamente destrozado, fue la víctima para que el Bohemio se trepara de nuevo a lo más alto.
La visita arrancó más punzante en el comienzo, creando situaciones aunque con un Soriano extrañamente desdibujado a la hora de definir. De todos modos, el Gallo intentó plantarse de igual a igual, con errores (y hasta horrores) individuales, pero con mucha voluntad. Hasta que una de esas fallas definió el destino del match, recién en el PT: Orihuela primero cerró bien, aunque después pifió en la salida y Guzmán quedó solo. El volante tocó al medio y Sanabria definió.
El tanto del Chino abrió el partido para Atlanta y la debacle de Morón. Los jugadores del local no acertaban los pases a sus compañeros, y el alma de Akerman no le alcanzaba para tratar de arrimarse al empate. Los del Huevo Rondina, por su parte, dominaron sin problemas, fallaron en las contras que tuvieron y le terminaron haciendo precio al rival.
Así, de la mano del Chino Sanabria, el Bohemio volvió a la punta y le avisó a San Carlos que no la quiere largar. Lo va a pelear con los ojos bien abiertos.
Boca volvió a jugar mal y estuvo a siete minutos de sumar un nuevo disgusto en el campeonato local. Los rendimientos individuales de los defensores de Boca atentan contra el objetivo que persigue el entrenador: armar el equipo de atrás hacia delante, que lo interprete y en consecuencia, sea protagonista.
En Rafaela fue Caruzzo quien falló infantilmente en la marca y por culpa de su desorden terminó cometiendo la falta que Pezzotta sancionó como penal para que la Crema se ponga en ventaja. De ahí en adelante todo se hizo cuesta arriba.
En la fecha pasada, ante Unión, el responsable de la debacle defensiva había sido Burdisso. En el gol de Lizio nunca miró al delantero y salió a marcar atolondradamente, dejando el hueco que aprovechó el 9. En el segundo tiempo cometió tal vez el error más grave para un defensor: cerró hacia el medio y le regaló la pelota a Franzoia, quien no pudo convertir, pero le dejó la definición a Magnín para liquidar el partido.
Ante Quilmes, por la primera fecha del torneo, y Toluca, por la Copa Libertadores, los desacoples defensivos por la falta de comunicación y las salidas desordenadas dejaron a los delanteros rivales mano a mano con el arquero en innumerable cantidad de oportunidades.
No importa si juega Albín, Caruzzo, Burdisso, Pérez, Magallán, Clemente Rodríguez o Zárate, porque encontrar un equipo sólido se vuelve una tarea titánica si los rendimientos individuales dejan tanto que desear.
Sebastián Herrero
-
JP Rodríguez la metió en su dos partidos con River, pero no se confía: “Vendrá con más presión luego del clásico”.
Juan Pablo Rodríguez es uruguayo de acá a Montevideo. Hombre de termo bajo el brazo y mate en mano, habla tranquilo, sin prisa. Los dos triunfos en fila trajeron calma a Floresta, pero a él hay algo particular que lo reconforta en este momento. Porque si All Boys se convirtió en la bestia negra de River, el volante tiene mucho que ver. En el Apertura 2010 anotó el único tanto en el 1-0 que expulsó a Cappa del banco y al torneo siguiente rubricó el 2-0 que inició la debacle final de Núñez hasta caer en la BN. “Uf, hacerle goles a un equipo tan grande no es algo que se dé siempre y, por suerte, a mí me tocó en los dos partidos que lo enfrenté. River me trae lindos recuerdos”, describe JP, quien es uno de los cinco jugadores del Albo que, con respecto al último triunfo en el Monumental, hoy se repiten en la formación titular (Cambiasso, Soto, Sánchez y Matos, los otros).
Rodríguez, además, celebra que All Boys haya decidido no mudar la localía, porque “nos sentimos cómodos jugando en nuestra cancha y, además, a Floresta vienen todos con mucho respeto”. De hecho, recién en la fecha pasada el conjunto de Pepe Romero cosechó su primera victoria de local (1-0 a Estudiantes), mientras que en el Islas Malvinas acumula sólo una caída (0-1 con Argentinos) y cuenta con dos empates y tres triunfos.
De todas formas, más allá del buen presente y lo difícil que se hace el Albo en casa, Juan Pablo está lejos de confiarse ante un rival de fuste como es River: “Es un equipo que sale a buscar los tres puntos en todos lados y va a querer recuperarse de lo que pasó en el clásico. Creo que por eso vendrá con un poco más de presión”.
“La situación es muy grave y estamos preocupados”, admitió Luis Felice, tesorero del club. Culpan Comparada, presidente anterior, por la debacle financiera.
Independiente cerró su balance económico con un pasivo de 323 millones de pesos, según confirmó hoy el tesorero del club, Luis Felice, quien dijo estar “preocupado” por la situación.
“No nos sorprende y ya lo habíamos denunciado penalmente. La situación es muy grave y estamos preocupados por cómo le vamos a hacer frente”, sostuvo el dirigente, quien adelantó que el balance será tratado en reunión de Comisión Directiva y luego expuesto en Asamblea de Socios.
Sobre la gravedad del presente económico del club, Felice remarcó que lo que empeora todo “es que la mayoría de las deudas son a corto plazo. Y hay muchas cuotas que están vencidas. Se firmaron compromisos de pago a corto plazo, como el pedido de quiebra que entró de una empresa constructora, y ahora hay que afrontarlos sin ingresos”.
Más aún, el tesorero contó que la dirigencia que encabezaba Julio Comparada ya había cobrado los ingresos por los derechos de televisación y el contrato por la indumentaria del equipo.
“Ya fueron cobrados los derechos de televisión, y no sólo eso: también se cobró por anticipado el contrato con Puma. La anterior dirigencia comprometió futuros ingresos.Por eso la situación financiera es más complicada”, concluyó Felice.